Mucha
gente está acostumbrada a ver al perro como un miembro más de la
familia que acaban olvidando tanto sus limitaciones como sus
habilidades puramente caninas. El comportamiento canino es una
maravillosa fusión entre lo instintivo y lo aprendido. Casi
cualquier rasgo de su conducta responde a una necesidad instintiva de
proporcionar la reproducción y garantizar la conservación de la
especie en el entorno salvaje. Educar a un perro, enseñarlo a
convivir con nosotros en nuestro mundo, no es otra cosa, en
definitiva, que enseñarlo a dar rienda suelta a sus instintos
naturales, pero en el momento y el lugar oportunos.
Miembros
de la Jauría
Los
perros son animales sociales, y como tal desean por instinto sentirse
integrados en la estructura social del grupo y trabajar en equipo en
la jauría. En el entorno natural, ningún cánido conseguiría
sobrevivir mucho tiempo fuera del grupo, ya que para cobrar piezas de
gran tamaño es imprescindible cazar en equipo. Por esta razón las
jaurías de cánidos salvajes están siempre jerarquizadas y
presididas por normas que establecen quién tiene derecho a aparearse
en la manada y a quién corresponde el privilegio de alimentarse en
primer lugar una vez matada la presa.
Naturalmente,
siempre hay alguno que intenta desafiar el orden social establecido,
pero, para evitar graves lesiones que hubieran perjudicado a la
manada en general, la evolución de la especie sustituyó las mutuas
agresiones por toda una serie de comportamientos rituales que
permiten resolver cualquier conflicto entre los miembros sin
derramamiento de sangre. Estos ritos incluyen gestos teatrales
interpretados con la cara y el cuerpo, miradas intensas y fijas,
gruñidos, etc., un completo y eficaz sistema de signos que sirven
tanto para expresar intenciones como respuestas.
Hasta
hace no mucho tiempo se creía que el lobo dominante o líder supremo
era el individuo más corpulento o fuerte de la manada. Actualmente
se cree, sin embargo, que los lobos que detentan el poder y controlan
todos sus congéneres son precisamente aquellos que mejor dominan el
lenguaje de los gestos.
El
Jefe de la Manada
En
el entorno natural, algunos cánidos se llevan siempre la mejor parte
de todo: disfrutan de la porción más grande de la presa, del lugar
más seguro para dormir, de las atenciones de los otros, que los
acicalan y asean, de aliados dentro del grupo que los apoyan,
mientras que otros tienen que conformarse con lo que estos
privilegiados desdeñan. Obviamente, los primeros tienen más
oportunidades de aparearse y procrear hijos sanos que aquellos que
deben esperar, hambrientos, a que los primeros se harten de comer,
dormir en la parte más exterior y expuesta de la guarida y
arreglárselas casi sin ninguna atención por parte de los demás. A
estos cánidos que se llevan siempre la mejor parte de todo y tienen,
en consecuencia, más posibilidades de procrear se les denomina
individuos Alfa o dominantes.
Este
ordenamiento social no debe extrañar mucho a los humanos. Porque
entre nosotros en una empresa el director es que tiene todos los
privilegios. De hecho, lo que ha hecho posible que humanos y perros
hayan llegado a llevarse tan bien han sido precisamente las
semejanzas existentes entre la estructura social humana y la canina.
En resumidas cuentas, cuando un perro vive con nosotros en casa
entiende que nosotros somos los jefes, y que es a nosotros a quienes
corresponde elegir, mientras que a ellos les toca indefectiblemente
conformarse con lo que nosotros rechacemos.
Es
precisamente la estructura jerárquica de la jauría lo que impide
que surjan conflictos entre ambas especies. Ahora bien, en un animal
tan inteligente y adaptable como el perro doméstico, ciertas
experiencias podrían anular esta sumisión instintiva. Y es aquí
donde entra en juego el aprendizaje.
El
Aprendizaje
Los
perros aprenden muy rápido cuando les conviene. Si obtienen algo que
les guste con determinada conducta, tenderán a repetirla; si no, lo
más probable es que la abandonen.
En
este principio se basa la teoría del aprendizaje. Los perros
aprenden de forma muy similar a la nuestra. Sabemos, por ejemplo, que
si cuando un niño hace algo por primera vez (aplaudir, por ejemplo)
le damos a continuación un caramelo, es probable que vuelva a
intentarlo. Tras batir la palmas unas cuantas veces y recibir las
correspondiente golosinas, es muy probable que el niño se ponga a
aplaudir con entusiasmo para demostrar que han aprendido ya a
hacerlo. Si por el contrario, se hubiese castigado al mismo niño por
batir las palmas, o simplemente se le hubiese ignorado mientras lo
hacía, lo más probable es que el aplauso hubiera durado poco tiempo
y el niño no hubiese vuelto a batir las palmas más adelante.
Conviene
tener en cuenta que lo que un humano adulto considera un castigo
puede parecerle un premio a los niños o a los perros. Si necesitan o
desean que les prestemos más atención, una regañina o incluso un
castigo físico puede parecerles un premio, ya que para ellos es
mejor eso a que se les siga ignorando. Tal vez esto explica por qué
algunos niños se portan tan mal en el supermercado o algunos perros
empiezan a hacer gamberradas en cuanto llegan visitas.
¿Son
de Verdad Tan Inteligentes?
El
perro nos parece a veces más inteligente que los otros animales
domésticos, como por ejemplo un gato, porque encuentra la forma de
conseguir lo que se propone y porque repite conductas por las que
antes ha sido premiado. No obstante, la inteligencia es algo difícil
de medir. Tal vez lo único que ocurre es que a los perros se les da
mejor comunicarse con nosotros de forma que nosotros les entendamos.
Es
posible adiestrar a otros animales, por ejemplo; los gatos, los
cerdos, las gallinas.. etc.., de la forma en que adiestramos a los
perros, pero motivándolos y comunicándose con ellos de otro modo.
Los gatos por ejemplo son más independientes que los perros, a los
gatos no le gusta que los dominen y por lo tanto no buscan nuestra
aprobación, y a los perros les gusta ser dominados y si buscan
nuestra aprobación.
Para
poder recibir clases de adiestramiento, apuntarse a cursos o
simplemente una modificación de la conducta de su perro, pueden
escribirnos al siguiente correo dejando sus datos y localidad; doctorleuka@gmail.com
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