En el
entorno natural, nuestros perros domésticos formarían jaurías
organizadas. A cada perro le correspondería un estatus social
determinado, con derechos y deberes concretos, y la jauría en
general se relacionaría escasamente con caninos que no conociera. De
hecho si se encontrasen con un perro perteneciente a otra jauría, lo
tratarían con gran recelo y si el grupo se sintiese amenazado por
él, lo ahuyentarían con gestos amenazantes y grandes muestras de
hostilidad.
La
Comunicación canina.
Sin
embargo, esperamos que el perro que vive con nosotros se relacione
con sus congéneres de forma muy distinta. Lo natural es que los
perros pertenecientes a diferentes jaurías/familias, sea cual sea su
sexo, su edad y su tamaño, se encuentren y se traten a diario en la
calle, o en el parque, sin que se produzca ningún tipo de
confrontación o conflicto.
Esto es
posible sólo por dos motivos. El primero es que el perro doméstico,
durante su evolución a partir del lobo, probablemente sufrió un
proceso de selección natural que lo dejó en estado neotónico, es
decir, estando en un comportamiento juvenil de por vida. Un perro
nunca llegará a comportarse como un lobo adulto.
De
hecho, el perro demuestra una gran flexibilidad en su trato social
con los demás perros durante toda su vida, si es que no sigue
mostrándose, incluso, tan juguetón como un cachorro.
El
segundo factor que hace posible que nuestros perros se relacionen
entre sí con tanta naturalidad y sin violencia, es precisamente la
socialización precoz a la que le sometemos. Nosotros les enseñamos
desde cachorros que los demás perros, auque no tengan el mismo olor
o el mismo aspecto que sus compañeros de camada, son igual de
amistosos y dignos de confianza que ellos.
De todos
modos cuando los llevamos al parque podemos aún observar vestigios
de la conducta social de los lobos en su comportamiento. Es cierto
que se relacionan con sus congéneres libremente, pero siempre
observando una serie de rituales, una serie de normas de conductas
social destinadas a hacer posible que un perro se presente ante un
desconocido y ambos puedan entablar una relación amistosa, por
efímera que ésta sea.
Además,
para comunicar con sus congéneres su existencia e intenciones los
perros no necesitan forzosamente coincidir: también suelen
presentarse ante los demás de otros modos, como marcando el
territorio con orina o eligiendo cuidadosamente el lugar más
adecuado para depositar sus heces.
La
Comunicación Olfativa.
Los
perros delimitan lo que consideran su territorio utilizando su olor
personal. Probablemente, para ellos, leer olfativamente la
información contenida en la orina dejada por sus congéneres, es un
poco como para nosotros ojear el periódico por la mañana. Esas
señales olfativas están plagadas de información sobre el sexo,
estado de salud, estatus social e incluso situación coronal de los
perros de la vecindad.
Los
perros pueden, incluso, detectar mediante el olfato el miedo que
están sintiendo otros animales. Se cree que cuando un perro está
atemorizado libera ciertas sustancias químicas, denominadas
feromonas, destinadas a alertar a los demás sobre el peligro que los
acecha. Tal vez esto explica por qué a muchos perros les aterroriza
ir al veterinario auque nunca hayan sufrido ninguna experiencia
traumática en la clínica.
Es
probable que un olfato tan altamente desarrollado permita a los
perros saber exactamente cuántos perros hay, o ha habido hasta hace
muy poco, en el parque, y si los conocen o no.
La
Comunicación Visual.
Cuando
están al alcance de la vista, los mensajes olfativos ceden paso al
lenguaje de los gestos. La mayoría de los perros si no están
sujetos por la correa y pueden moverse con total libertad, se toman
cierto tiempo al presentarse ante los perros que no conocen. En el
primer momento, es posible que nada más verse ambos queden como
inmovilizados.
Poco
después, irán aproximándose entre sí, despacio y con precaución,
con frecuencia dando una especie de rodeo en vez de dirigirse
directamente hacia el otro, lo cual podría ser interpretado como un
intento de agresión. Cuando están cerca normalmente intentarán
olfatearse mutuamente, primero la cara y la cabeza y finalmente la
zona genital, mucho más rica en información olfativa.
Después
de esto, tal vez uno de ellos se aleje, o tal vez los dos a la vez, y
levante la pata para orinar, dando por concluidas las presentaciones.
También es posible que se inviten mutuamente a jugar, agitando las
patas delanteras en el aire, acostándose sobre las patas delanteras,
mientras las patas traseras quedan en posición normal, o ladrando.
Aunque
mientras juegan pueda parecer que están peleando en serio,
normalmente ambos comprenden y acatan mientras lo hacen las normas
sociales pertinentes y es muy difícil que lleguen a morderse fuerte
o a desafiarse con verdadera hostilidad.
El
Lenguaje Corporal
A veces
cuando dos perros se encuentran, utilizan los gestos para mostrarse
dominantes o sumisos. Tal vez uno de ellos intente colocar una de sus
patas delanteras, o las dos, sobre el lomo del otro, o montarlo. Con
menos frecuencia, el perro que intenta someter al otro lo expresará
apoyando su cabeza en el lomo o el cuello del otro.
La
mayoría de las veces, los perros liman sus esperezas sin violencia y
ambos acaban jugando o tomando cada uno su camino. De hecho, las
peleas se producen casi siempre porque los propietarios intervienen,
interfiriendo de este modo en el complejo sistema de señales
utilizado por los perros para resolver la situación, código que
ambos perros conocen y comprenden perfectamente.
Etólogo Canino: doctorleuka@gmail.com
Centro Veterinario Leuka
Artículos relacionados:
Inteligencia y Comunicación Canina - 2
Inteligencia y Comunicación Canina - 3
Artículos relacionados:
Inteligencia y Comunicación Canina - 2
Inteligencia y Comunicación Canina - 3
No hay comentarios:
Publicar un comentario