Si su
perro tiene un ataque al corazón y se derrumba, ¿qué debe hacer?
Durante
años, los veterinarios pueden haber ofrecido diferentes formas de
consejos, pero los investigadores de medicina veterinaria de la
actualidad ofrecen un conjunto de directrices basadas en la evidencia
para resucitar a los perros y gatos con el corazón parado.
Mientras
que las directrices, son sobre todo para los veterinarios, son muy
traducible para los dueños de las mascotas y otras personas.
Por
supuesto, la realización de las compresiones torácicas en un
Chihuahua es muy diferente a hacerlo en una persona completamente
desarrollada, o incluso en un Dogo Aleman.
Para
la mayoría de los perros, las compresiones de pecho se pueden
realizar en la parte más ancha del pecho, mientras el animal está
acostado de lado. Sin embargo, en algunas razas como los Galgos con
los pechos más en forma de quilla, las guías recomiendan empujando
hacia abajo cerca de la axila del perro, directamente sobre el
corazón. Los fornidos como el perro Bulldog Inglés se puede colocar
sobre la espalda y se comprimen en el esternón, como a la gente. Los
más pequeños gatos y perros pueden ser el pecho comprimido con una
mano envuelta alrededor del esternón, rodeando el corazón o dos
manos sobre las costillas.
Una
diferencia fundamental entre los pacientes humanos y los pacientes
animales, es que los perros y los gatos tienen tasas mucho más bajas
de enfermedad coronaria, la causa más común de paro cardíaco en
las personas. El paro cardíaco repentino en los perros, por lo
tanto, no es tan común como en las personas y puede ser más
comparable a lo que ocurre en los deportistas jóvenes con anomalías
estructurales del músculo cardíaco o un defecto en el impulso
eléctrico.
Las
mascotas también pueden sufrir un paro cardíaco debido a las
dificultades para respirar o una enfermedad grave que afecta también
al corazón.
Durante
casi 50 años, los investigadores y médicos de todo el país, han
elaborado y difundido directrices sobre la mejor forma para llevar a
cabo la reanimación cardiopulmonar en pacientes que sufren un paro
cardíaco. Pero estas directrices no están basadas en la evidencia
existente en el mundo veterinario. Quizás como resultado, mientras
que más del 20 por ciento de los pacientes humanos que sufren paros
cardíacos en el hospital sobreviven para irse a casa con sus
familias, la cifra equivalente para perros y gatos es menor del 6 por
ciento.
En
el caso de los perros de tamaño grande cogemos el hocico del animal
e insuflamos con nuestra boca directamente en las fosas nasales.
Podemos apreciar que lo hacemos correctamente cuando vemos el
movimiento de expansión de la caja torácica.
En
el caso de los perros pequeños y miniatura debemos cubrir
completamente su hocico con nuestras manos e insuflar el aire. En
estos animales hay que tener más cuidado con la presión con la que
inhalamos el aire y la cantidad. También debemos apreciar los
movimientos de la caja torácica.
Las
compresiones que debemos realizar en el tórax para estimular el
funcionamiento cardiaco se realizan de la siguiente forma: ponemos
las palmas de nuestras manos entrelazadas sobre el tórax del perro,
en la zona donde el codo contacta con el tórax. Con los brazos
extendidos realizamos compresiones en la zona, como dejando caer
nuestro cuerpo, sin doblar nuestros brazos.
Ahora
hay que realizar la maniobra conjunta, tanto las respiraciones como
las compresiones torácicas. ¿Con cuánta frecuencia realizamos cada
una de ellas? En el caso de los perros grandes podemos realizar cinco
respiraciones cada quince compresiones. En el caso de los perros
pequeños podemos hacer tres respiraciones cada diez compresiones.
Una
vez que apreciamos que nuestro perro recupera el latido espontáneo
de su corazón y que respira por sí solo ya podemos dejar de
realizar la maniobra. Si pasado un tiempo prudencial, que podemos
estimar en unos veinte minutos, no hay recuperación, debemos
abandonar la maniobra pues sería muy raro que consiguiéramos
recuperar ya a nuestro animal. Lo ideal sería que mientras hacemos
esta maniobra se pudiese contactar con nuestro veterinario para que
nos asesore y esté al tanto de nuestra llegada a la clínica para
que sea allí donde se proceda a realizar una maniobra de
resucitación avanzada si es el caso o, si hemos conseguido recuperar
nosotros a nuestro perro, se le realice un estudio y quede en
observación para ver su evolución y descartar posibles
complicaciones.
Estas
son situaciones difíciles para los dueños ya que, a veces, cuesta
reaccionar cuando a nuestro perro le pasa algo así. Es importante
mantener la calma y , si es con la ayuda de nuestro veterinario,
mejor, pero si no es el caso, proceder nosotros con esta maniobra.
Puede ser que nos de miedo romperle a nuestro perro alguna costilla o
causarle algún daño interno al realizar estas maniobras pero, lo
que sí es seguro, es que nuestro perro morirá si no nos ponemos
manos a la obra.
Os
recordamos que el el Centro Veterinario Leuka ponemos a vuestra
disposición nuestro Servicio de Urgencias 24 horas: 676 086 086
Todos los días del año.
Centro
Veterinario Leuka
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