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05 diciembre, 2015

La Socialización del Perro

Llamamos socialización al proceso por el cual los animales sociales aprenden a enfrentarse y relacionarse con el mundo exterior. Los perros necesitan tratar con otros perros y personas para aprender a vivir en el mundo que les rodea. Un cachorro correctamente socializado suele convertirse en un adulto bien adaptado socialmente. Un perro joven necesita aprender cómo es el mundo que le rodea, cómo los hombres, mujeres, niños, ancianos y los otros perros, para no tenerles miedo al día de mañana y reaccionar de la forma adecuada en sus relaciones sociales.

Lo Que se Puede Esperar de Cada Edad

La Primera Infancia: El Período Neonatal; las dos primeras semanas de vida.

El perro recién nacido parece una diminuta hoja en blanco en la que todo está por escribir. Sin embargo, aunque parezca ignorar por completo cómo debe comportarse fuera del útero materno, no debemos dejarnos engañar: depende por completo de la madre para alimentarse, mantener su temperatura corporal y estar físicamente protegido, pero en realidad no está tan desvalido como parece.

Qué hacer: Aunque aún no pueden vernos ni oírnos, debemos cogerlos y tocarlos. Viven en un mundo de olores y sensaciones táctiles, y están perfectamente preparados para empezar a acostumbrarse a nuestro olor y nuestras caricias.

El Periodo de Transición: Entre las dos y cuatro semanas de vida.

En esta época el cachorro evoluciona con extraordinaria rapidez. Sus oídos se abren y empiezan a reaccionar frente a los ruidos fuertes dando muestras de sobresalto. También abre los ojos, y pronto empieza a reaccionar ante la luz y los objetos en movimiento.

Qué hacer: Prepararlo para la fase de socialización, procurando que su entorno sea cada vez más variado y complejo con el fin de que aprenda a enfrentarse al mayor número posible de cambios en el entorno doméstico.

La Socialización: Entre las Cuatro y Doce Semanas de Vida.

Los cachorros entran en el período de socialización a partir de la cuarta semana aproximadamente, y las ocho semanas que siguen son las más críticas de su vida; también las más importantes desde el punto de vista educativo. De hecho, se ha demostrado que los cachorros que no han tenido contacto con los humanos entre las cuatro y las doce semanas de edad evitan el contacto con ellos, tienen miedo de la gente y puede ser imposible adiestrarlos más adelante sin ayuda profesional. Hacia el final de este período, sus patrones de pensamiento y su capacidad de concentración son ya similares a los de un perro adulto.

A la mayoría de los cachorros se les deja con la madre hasta que cumplen las siete u ocho semanas de vida. En este tiempo se produce el destete, y los cachorros deben enfrentarse a la severidad de su madre cuando les niega las mamas y la frustración de no poder mamar. También aprenden ahora, jugando con sus hermanos, a tratar con sus semejantes, a moderar la fuerza de sus mordiscos y asumir un estatus social, que calibran compitiendo con sus compañeros de camada por los recursos.

A esta edad tan temprana ya es posible observar las primeras manifestaciones de sus instintos sexuales y de caza. Con cuatro o cinco semanas, los cachorros de ambos sexos pueden ya montarse mutuamente durante el juego, así como saltar sobre un juguete y zarandearlo como si estuviesen dando muerte a una presa.


Qué hacer: Como los cachorros suelen dejarse con la madre hasta bien entrado el período de socialización, corresponde al humano acostumbrarlos a los diferentes ruidos, olores, texturas, imágenes y voces que se producen en el entorno doméstico. Por lo tanto, cuando usted recoja al cachorrito éste deberá haber sido expuesto ya a gran cantidad y variedad de estímulos.

Antes de separarse de su madre, un perrito debería haber conocido personas muy diversas entre sí, y lo ideal sería que también se hubiese familiarizado con el mayor número posible de elementos de la vida cotidiana posible. Cualquier cachorro que aún no esté debidamente socializado necesita ayuda urgente de un profesional, un Etólogo canino.

La Educación Continua

La socialización debe prolongarse al menos hasta las doce semanas de edad, de modo que, si ha recogido a su cachorro antes de este momento, será su responsabilidad continuar su proceso de educación en esta época tan delicada de su desarrollo. Incluso a los cachorros que no fueron debidamente socializados en su momento les vendrá bien ahora que se les vaya mostrando poco a poco y con delicadeza el mundo exterior con el fin de lograr que se acostumbren a las personas, objetos y sucesos habituales en el hogar y fuera de él.

Hay que ocuparse de proporcionar a los cachorros la mayor cantidad y variedad de experiencias posibles antes de las doce semanas, a pesar de que lo más habitual es que no hayan completado aún su primer ciclo de vacunaciones y, por lo tanto, no pueden todavía relacionarse libremente con los demás perros. Una posible solución de compromiso es sacarlos a la calle o al parque en brazos; otra sería llevarlos a casa de los amigos o hacer que éstos vengan a nuestra casa a visitarlos.

También es bueno hacerles tratar con otros perros, siempre que nos conste que éstos son adultos, son sociables y están perfectamente vacunados contra todo. Esfuércese en proporcionarle todo tipo de experiencias antes de que cumpla doce semanas de vida, todas las que pueda tener en el hogar cuando aún no pueda salir a la calle, y el resto, en cuanto esté preparado para empezar a salir.

Si necesita ayuda de un profesional y estar bien asesorado, en la selección de un cachorro nuevo o con la socialización de su perro, puede ponerse en contacto con nosotros en el correo: psicolmascot@gmail.com

Por: Erik Farina (Etólogo Canino)

PSICOLMASCOT

Contacto: psicolmascot@gmail.com 

04 diciembre, 2015

Adiestramiento a los perros adoptados

Un perro adoptado de una protectora, es un perro maltratado y precisa una rutina de horarios, contar con un lugar caliente y recibir palabras amables por parte de su nuevo dueño.

Un perro que ha sufrido maltrato suele mostrarse nervioso y temeroso. El daño sufrido explicará que el animal pueda experimentar, en un principio, recelo hacia las personas. Reeducar a un perro que ha padecido abusos físicos o psicológicos por parte de su anterior dueño precisa tiempo, cariño y ciertos esfuerzos para lograr que la mascota confíe en su nueva familia, y que pueda ser, al final, feliz.

Los abusos físicos o psicológicos sufridos por un perro pueden dejar profundas secuelas en el animal, que serán de mayor intensidad cuanto más se prolongue la triste y deplorable situación de abuso.

Existen ciertos trastornos del comportamiento que caracterizan a las mascotas que han padecido maltrato en algún momento de su vida, y que aún no se han rehabilitado.

La desconfianza hacia las personas de su entorno o hacia otros perros; la tristeza, los síntomas de depresión e incluso determinados comportamientos agresivos pueden explicarse, en ocasiones, como consecuencia del maltrato sufrido.

Tampoco es extraño que un perro víctima de maltratos desarrolle ciertas conductas compulsivas, que realiza de forma repetida y sin razón aparente. Los ladridos excesivos, lamer superficies de un modo anómalo, perseguir de forma obsesiva su propia cola o mostrarse obcecado con excavar todo tipo de superficies son algunas de las señales que pueden indicar que el perro ha padecido algún maltrato.

Recuperar a un perro maltratado: claves

Primer paso: movimientos lentos. Un perro que ha sufrido maltrato puede relacionar los gestos bruscos y rápidos con los tristes episodios de violencia sufrida. Caminar de forma lenta, cuanto más despacio, mejor. Cuando se acerque al perro que ha sufrido abusos ayudará al can a recuperar la confianza en las personas. Los pasos lentos pueden repetirse alrededor del animal: cuando la mascota vea que no ocurre nada malo se sentirá más confiada ante su presencia.

Segundo paso: use un tono de voz suave. Utilizar un tono de voz suave, así como echar mano de la dulzura cuando se dirija a su mascota, propiciará que el perro que ha sufrido maltrato se acostumbre a su voz. Recuerde que el animal relaciona las voces elevadas con los episodios violentos sufridos, y que, en consecuencia, tiende a huir para refugiarse cuando escucha gritos o ruidos estruendosos.


Tercer paso: proporcione un lugar caliente a su mascota maltratada. Acondicionar un sitio tranquilo y separado del resto de la familia ayudará al perro que ha sufrido maltrato o que ha sido abandonado a estar calmado durante los primeros días en casa. Una opción es preparar una habitación aparte para el animal: contar con un espacio propio le ayudará a recuperar la confianza. La habitación debe contar con una zona caliente para que el perro descanse (una manta, por ejemplo), con comida y agua.

Cuarto paso: premie a su mascota maltratada con largos paseos. Los juegos y caminatas al aire libre suelen ser una de las actividades preferidas por los perros, además de tratarse de un ejercicio esencial para mantener la buena salud del animal. La actividad física ayudará, asimismo, al can que ha experimentado abusos a relajarse y a liberar tensión.

Un perro que ha sufrido episodios de violencia puede tender a huir: es importante que el dueño utilice una correa extensible en todo momento durante los primeros paseos, hasta asegurarse de que conoce al animal y que puede anticiparse a un comportamiento inesperado por parte de éste. La primera vez que suelte al perro es preferible que sea en lugares acotados, vallados o en áreas caninas de juego, donde el animal pueda correr sin riesgo a extraviarse.

Quinto paso: cumpla con una rutina diaria para su perro. Contar con un horario fijo en la rutina diaria de su perro ayudará al animal maltratado a recuperar la calma y la confianza. Trate de fijar las horas de los paseos diarios de su mascota, y empéñese en respetar el horario de comidas: su perro se sentirá menos despistado y se adaptará mejor a su nueva familia.

Que sea una única persona la que se encargue de los cuidados básicos del perro maltratado que llega a casa es una buena idea cuando se trata de orientar al animal.

Consejos

-Camine de forma lenta cuando se acerque al perro maltratado. Los pasos lentos pueden repetirse alrededor del animal: cuando la mascota vea que no ocurre nada malo se sentirá más confiada ante su presencia.

-Utilice un tono de voz suave y dulce para dirigirse a su mascota: le ayudará a acostumbrarse a su voz.

-Acondicione una habitación propia para el animal durante sus primeros días en casa: le ayudará a recuperar la confianza.

-Los paseos al aire libre ayudarán al can que ha experimentado un abuso a relajarse y a liberar tensión.

-Un perro que ha sufrido episodios de violencia puede tender a huir: es importante que el dueño utilice una correa extensible durante los primeros paseos.

Por: Erik Farina (Etólogo Canino)

www.psicolmascot.com

Contacto: psicolmascot@gmail.com 

03 diciembre, 2015

Cómo Jugar con tu Perro

Hay un dicho muy común “La familia que juega unida permanece unida” esta frase muy bien pudo inspirarse en las relaciones que unen a un perro con su propietario. El juego está en la base de una relación sana entre ambos. Jugar juntos puede incrementar el entendimiento y el respeto entre ambos, y ayuda a mantener a los perros bajo control.

A pesar de ello, pocos propietarios sacan verdadero partido el juego. De hecho, ni siquiera enseñan a sus perros a jugar como es debido: divirtiéndose mucho, pero siempre bajo control. Algunos piensan que jugar con el perro significa ponerse a cuatro patas y revolcarse con él; seguramente ambos disfrutarán mucho, pero para el perro tal vez no sea precisamente educativa esta actitud.

Los perros utilizan el juego para practicar las normas sociales que rigen en la vida real. Revolcarse con ellos puede ser sumamente divertido, pero les enseña a saltar sobre la gente que está tendida en el suelo. Imagine qué pasaría si un niño se cayese de un columpio y su perro se lanzase al instante sobre él. No hay que permitir que aprendan jugando conductas que serían malinterpretadas aen otro contexto o cuando usted no esté presente para controlar al perro.

Los Problemas con los Juguetes

Utilizar juguetes es una excelente forma de divertirse jugando, pero manteniendo al perro al mismo tiempo bajo control. No obstante, algunos propietarios tiene problemas para utilizarlos por dos motivos muy diferentes entre sí:que su perro no se interesa en absoluto por ellos o que se interesa tanto que, sencillamente no se lo devuelve.

Los juguetes pueden no interesar a un perro debido a su raza o debido a experiencias del pasado. Los chihuahuas, por ejemplo, carecen del instinto que hace a otros perros perseguir los objetos lanzados por su propietario y traérselos de vuelta.

Por otra parte, hasta un cobrador nato como el Labrador Retriever puede rechazarlos si las malas experiencias le han enseñado a asociarlos con dolor físico o reprimendas.

La obsesión por los juguetes es un problema mucho más frecuente. Ocurre a menudo cuando un perro ha descubierto que su buena forma física le permite vencer a su propietario: hacerse con el juguete lanzado puede ser divertido, pero quedarse con él y no devolverlo por mucho que se lo pida..bueno, eso sí es una experiencia formidable.

No caiga en la tentación de aceptar este comportamiento, porque corregirlo mejorará sus relaciones con el perro. Conviene insistir para poder disfrutar de largas horas de juego sano, con distintos juguetes.

Enseñarle a Jugar

Es relativamente fácil enseñar a un perro a jugar con juguetes.

-Elija un juguete especialmente atractivo para un perro, como un muñeco de trapo o de tela de saco.

-Déjelo en el suelo o agítelo en el aire en frente del perro. Normalmente éste se acercará de inmediato a olfatearlo.

-En cuanto el perro toque el objeto, emita el signo de aprobación elegido o haga sonar un clícker y ofrézcale una golosina.

-Repita este ejercicio hasta que el perro toque el juguete con el morro para obtener el signo de aprobación y el premio.

-Ahora, espere. Cuando el perro descubra que tocarlo no sirve ya para obtener la aprobación y la recompensa, probablemente pruebe a hacer algo más explícito, como agarrarlo con la boca. Tenga paciencia. En cuanto lo agarre con la boca, signo de aprobación y premio.

El Cobrar los Juguetes para usted.

Tal vez su perro sepa ya lo divertido que es perseguir y dar caza a los juguetes, pero prefiere quedárselo para él solo en vez de traérselos a usted. En ese caso puede recurrir a un truco de magia infalible: el del juguete doble. En primer lugar debe comprar dos juguetes idénticos que atraigan mucho a su perro.

-Lleve los dos al jardín o al parque. Arroje uno y deje al perro jugar con él durante un par de minutos. A continuación, llámelo. Si no vuelve con el juguete, tome el otro y láncelo hacia arriba en el aire repetidas veces haciendo mucho ruido pero sin prestar atención al perro.

-Normalmente los perros acuden de inmediato a ver qué pasa, dejando caer el otro juguete. En cuanto llegue a donde usted está, emita su señal de aprobación, y a continuación lance el segundo juguete. Recoja entonces el primero y repita el ejercicio. Así siempre estará usted en posesión de uno de los dos juguetes.

-Sea cada vez más exigente con el perro antes de emitir la señal de aprobación y lanzar el juguete que tiene usted en su poder. Puede empezar por pedirle que deje caer el juguete en sus pies, o que lo acerque a su mano sin soltarlo, como condición para tomar y lanzar el segundo.


Su perro no tardará mucho en cobrar los juguetes para usted y entregárselos de buena gana.


Por: Erik Farina (Etólogo Canino)

www.psicolmascot.com

Contacto: psicolmascot@gmail.com